Assassin's Creed 3: Una Revolución histórica y jugable

30.08.2012 00:35

Assassin's Creed 3 es a la vez una mejora general de los elementos de entregas anteriores y una revolución total de los cimientos de la serie. Lejos de conformarse con desarrollar un más de lo mismo, Ubisoft ha mantenido las mecánicas que ya has dominado –la exploración, las batallas, el sigilo, la acrobacia…- pero las ha transformando llevándolas a nuevos escenarios que a su vez abren paso a oportunidades jugables inéditas. Pero basta de chácharas. Subamos al Animus. Próxima parada: la Guerra de la Revolución Americana, que tuvo lugar en Estados Unidos de 1753 a 1783.

Connor, co-protagonista de AC 3 junto a Desmond Miles, no es un mero clon de Ezio. Si el carismático Auditore exploró durante sus tres aventuras los diferentes matices de la venganza, el nuevo asesino -inglés por parte de padre y nativo americano por parte de madre- encarnará a la justicia. Tras ser testigo de cómo los colonialistas quemaron la aldea de su tribu Mohawk, Connor se convertirá en un protector de la justicia. Pese a parecerse estéticamente a Ezio y Altair, Connor es un lobo solitario que solo acepta la compañía de sus fieles armas –un hacha tomahawk y un cuchillo. Cada movimiento ha sido creado desde cero para darte la impresión de que eres un depredador siempre tras la pista de tu presa. Pero todos sabemos que las ciudades no son el hábitat natural de los lobos…

Assassin's Creed 3 potenciará el factor exploración incluyendo un vasto paramo -1,5 veces más grande que el mapa entero de La Hermandad- entre las ciudades de Boston y Nueva York, las otras 2 localizaciones principales. Olvídate del extenso espacio de aburrimiento que fue la espesura del primer AC ya que el páramo americano esconde un tercio de las misiones y contenido del juego. De esta forma entra en un nuevo elemento a escena: la aventura de la supervivencia.

El nuevo escenario reformula muchos ingredientes de la serie para adaptarlos a la indómita pero orgánica naturaleza. Connor escalará ramas, se catapultará de tronco a tronco, subirá por árboles centenarios que dominan las alturas, ascenderá por acantilados rocosos, sorteará ríos bravos… Pero los lobos solitarios no suelen ser bien vistos entre el resto de la fauna; los animales del páramo pueden atacarle –y viceversa- y la efectividad de tu pericia en el combate improvisado determinará tu recompensa. Por ejemplo, mata a un oso de un tajo certero y su pelaje valdrá más que si te hubieses ensañado con él. Finalmente, tanto el páramo como las ciudades sucumbirán a los caprichos estacionales de la naturaleza. No es un mero adorno: si ha caído una fuerte nevada, los enemigos humanos se moverán con dificultad y caerán con mayor facilidad en tus emboscadas desde las copas de los árboles.

El juego también reacciona a tu comportamiento. AC 3 contará con diversos clubs u organizaciones modestas que te invitarán a unirte a ellas si demuestras compartir sus aficiones. Pasa mucho tiempo libre cazando cervatillos y más temprano que tarde aparecerá un miembro de la sociedad de caza con una suculenta invitación que te conllevará nuevas misiones. En este sentido, parece que Ubisoft ha tomado nota del Radiant System de Skyrim para ofrecer una jugabilidad sumisa a los deseos del usuario ¿Habrá ocurrido lo mismo con las urbes?

Las ciudades de Assassin's Creed 3 –Boston y Nueva York- amplían la mecánica parkour que tanta libertad de acción te ofreció en Florencia y en Jerusalén. Los objetos en movimiento se han integrado en la mecánica y la mejorada animación cuando vas a la carrera apartará automáticamente obstáculos para garantizar persecuciones –o huidas- fluidas ¿Atrapado como una rata? Entra por una ventana abierta, asusta de muerte a su dueña y sal por el otro lado de la casa. Asimismo, las 2 ciudades prometen estar excelsamente recreadas.

En este sentido, dejarás de ser un espectador de grandes acontecimientos históricos para vivirlos. AC 3 estará repleto de secuencias explosivas que recrearán situaciones clave de la Guerra de la Revolución Americana como las batallas de Bunker Hill, Saratoga o Valley Forge. Dichos enfrentamientos épicos no ocurrirán en un modesto segundo plano mientras liquidas a Templarios sino que Connor se meterá de lleno en la acción, sorteando soldados moribundos mientras balas de cañón amenazan con finiquitarlo. Ubisoft ha prometido cientos de personajes moviéndose a la vez en tu pantalla. En otras entregas el máximo posible eran 100.

Connor es un asesino letal tras acechar con paciencia a su presa y las batallas se han adaptado a su personalidad visceral. Para empezar, el nuevo protagonista siempre llevará dos armas a la vez y contará con suficientes opciones tácticas como para hacerse cargo de un grupo ingente de enemigos. Con un estilo de combate dual, podrás bloquear muchos ataques a la vez mientras que tus contraataques acrobáticos se centrarán en más de un objetivo. Elijas lo que elijas, tendrás la posibilidad de iniciar una cadena de defunciones que barrerá la zona de rufianes en un santiamén. Todo ello con unos controles remodelados para que sean una extensión del resto de controles -de exploración, de parkour, propiciando un aprendizaje rápido.

La presentación visual de Assassin's Creed 3 estará a la altura del resto de mejoras ambiciosas, no en vano Ubisoft ha asegurado que su producción se asemeja a la de un largometraje: dos horas y media de secuencias cinematográficas; voz, movimientos y gestos faciales capturados en un estudio repleto de objetos que se aproximaban a los escenarios del juego para conseguir realismo; autenticidad en los protagonistas nativos; fidelidad en los discursos de personajes históricos… Aunque ninguno de estos elementos tendría sentido sin la nueva versión del motor gráfico Anvil.

Ubisoft ha definido su nuevo juego como un Assassin's Creed 3.5 y no le falta razón, ya que es imposible cualificarlo de simple secuela. El páramo, el parkour refinado, un nuevo tipo de asesino principal, su incidencia más relevante en los momentos históricos definitivos… Todos los elementos apuntan a una aventura épica y revolucionaria que seguramente estará a la altura para dar el broche final al viaje de Desmond Miles y sus antecesores, un largo periplo que no puede medirse por kilómetros sino por siglos.